


Soy Ana Yela Muñoz.
Hija de enfermera y de maestro. La mayor de un trío de hermanas.
Lloré por primera vez en Guadalajara (España), un 23 de mayo de 1980.
Mi pasión por la expresión de emociones viene desde niña.
No en vano, caté el placer del teatro y quise ser artista, el placer de la música y quise ser cantante, el placer de las letras y comencé a escribir.
Poemas de amor y desamor, letras de canciones, aforismos y relatos breves marcaron mi rito de iniciación entre las hojas de cuadernos escondidos en un cuarto adolescente y un tímido tercer premio en el V concurso literario para jóvenes escritores “Ciudad de Guadalajara”.
Luego llegó el paso a la vida adulta y, tras licenciarme en Psicología, centré mi tiempo en la intervención con personas en situación de vulnerabilidad y en formar una familia a la que amo sobre todas las cosas.
Mis letras se habían quedado dormidas hasta que la llamada del silencio las despertó. El mismo silencio que sacudió nuestras calles y que solo era callado por aplausos de balcones a las ocho. Aquel que segaba vidas con la hoz de un virus desconocido, al tiempo que cultivaba en los que seguíamos plantados la necesidad de volver a nacer.
Y así surgieron los poemas del confinamiento compartidos con los más cercanos. Los versos que me despertaban a medianoche. Las notas en el móvil y la libreta. Las palabras que no dejaban de fluir.
Un día, leyendo un micropoema había escrito, alguien muy especial me dijo que le gustaban mis «anafragmas». Se equivocó al buscar el término, pero me regaló una nueva palabra maravillosa y, con el permiso que nuestro amor nos otorga, la usé para rotular la mochila en la que iba guardando los versos que me nacían dentro.
Al final los anafragmas se convirtieron en parte de mi esencia como escritora. En ellos ofrezco una poesía sincera y transparente, centrada en lo cotidiano, con esos poemas de las pequeñas cosas que pueden alterar cualquier corazón, al hablar de historias que, más de cerca o más de lejos, a todos nos han tocado.
Con la lengua imparable es mi primer poemario, publicado bajo el sello editorial Loto Azul. El él transito por los diferentes estados del amor: pasión, ternura, miedo, nostalgia…
Además de poemas, disfruto escribiendo relatos, lo que en 2024 me ha llevado a ganar el Primer Premio del IX Concurso de Relatos Breves de la Biblioteca León Gil y el Primer Premio del V Concurso de Microrrelatos de la Biblioteca Pública de Guadalajara.
Poemas, relatos y en la mente una novela que quizás tarde algo más en ver la luz…
Aquí estoy y aquí seguiré. ¿Me acompañas?
Si me preguntas por mí,
te diré que mejor me hables de ti.
Porque he aprendido a escuchar la voz del otro
para oírme mejor a mí misma.
Porque he descubierto que pensar en el mañana
no sirve de nada si no vives el hoy.
Porque he dejado de esperar regalos
si a quienes espero me regalan su presencia.
Porque ya no me importa pedir ayuda
aunque prefiero poder ayudarte.
Porque el paso de los años
sólo ha hecho que me sienta más joven.
Si me preguntas por mí,
te diré que yo también me hice preguntas
hasta que su muerte me dio las respuestas.
Que he cambiado el sillón por unas deportivas.
La serie de la noche por un rato a solas con mis poemas.
La música comercial por letras de cantautores.
La lástima y la autocompasión
por el agradecimiento a la belleza de mis defectos.
Te diré que a veces río y a veces lloro,
más así soy y así me he aceptado.
Disfruto esta versión 4.0
compuesta entre versos y anafragmas.
Ana Yela Muñoz