En mi pueblo no hay virus.
En mi pueblo no hay miedo.
En mi pueblo no hay tiendas,
ni pubs, ni estanquero.
En mi pueblo no hay fibra,
no hay bazar, ni comercio.
En mi pueblo no hay coches
ni se oye ruido en febrero.
En mi pueblo hay tres plazas
un pilón y cien huertos.
Hay niños corriendo en verano
y guantes y gorro en invierno.
En este pueblo en que mi abuelo
descubrió su vocación de cartero,
los buitres cuidan la tierra
desde un castillo perpetuo.
En mi pueblo hay libertad.
Hay infinitos silencios
y sonrisas junto a un puente
que acompaña a un río seco.
En un pueblo en que no hay nada
tengo todo lo que quiero
Aquí las pequeñas cosas
se vuelven grandes momentos.
© Ana Yela, 2021.
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