Míralas, cogidicas del brazo.
A sus setenta y seis recién cumplidos
y sus ochenta y dos muy bien llevados.Míralas, paseando por la ciudad su inocencia.
Con la picardía de la araña resabiada
que embelesa las horas tejiendo una tela que ya nada apresa.Míralas, desencantadas de un mundo
que le ha ido robando a su gente
en un contrato irrompible con la muerte.Míralas, aun así, tan apacibles.
Comedidas y risueñas.
Susurrando por lo bajo para que nadie se entere.Míralas, desafiando al Alzheimer, al reúma y al baipás.
Recorriendo en alpargatas la distancia
que separa la soledad de sus portales.
© Ana Yela, 2021.
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