¡Qué no quiero luchar, madre!
¡Qué no pueden obligarme!
Déjeme huir con usted,
con la sangre de mi sangre.
Con mi hermana, con mi amada,
con mis hijos, ¡soy su padre!
Lucha es esta de titanes
y no quiero ser la carne
que devoren en despachos
fieras de alma despreciable.
Que mi arma no es la metralla,
es la letra en cada clase.
Maestro soy de mi escuela,
que no soldado salvaje.
¡Que no quiero luchar, madre!
¡Que no pueden obligarme!
Busquemos juntos refugio
en esta tierra de nadie.
© Ana Yela, 2022.
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